Líneas que demarcan los bordes de un cuadro de cuadras
que se repiten indefinidamente por la superficie, dando origen a nuevos mapas.
Los espacios que habitamos tienen una forma de ser que modifica nuestra manera de sentir
y percibir las situaciones. Un espacio despojado, amplio, ventilado, se configura como una invitación a la tranquilidad, a la armonía y al movimiento libre. El espacio urbano, con su estructura repleta, la pluralidad de lugares, objetos y situaciones adversas, a veces genera desorden e incomodidad.
El centro, como lugar aglomerado de todo lo necesario, suele ser un punto saturado. Abundante en
objetos, ruidos, luces. En mi trabajo coloco al “centro” como ese espacio
agobiante, falto de un diseño agradable para habitar, colmado. La intención es
incomodar, abrumar al espectador, marearlo, generar una sensación similar a la
que generan los centros de nuestra vida. Invadir la vista del otro, haciendo
visible una realidad cotidiana. Exacerbar la sensación de caos y atiborramiento urbano, a través de
la repetición de los trazos de esmalte sintético, en colores que vibran por el
color y tipo de superficie del fondo del cuadro.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario